lunes, 15 de abril de 2013

Luz y Oscuridad


Dia #1 del Entrenamiento

A partir de aquel día  Dante tuvo que dejarse mimar por los cuidados del mismísimo Dalai Lama que no desperdiciaba el tiempo en tratar de sanar las heridas de su paciente. El mismo monje sabia que las verdaderas heridas a sanar no se encontraban en la superficie de su piel sino dentro de su mismo ser. Una tarea que no iba a ser para nada fácil tomando en cuenta que el mismo Dante era medio terco.
- ¿Donde están mis armas?- pregunto el atendido, un día donde la lluvia bañaba  el pequeño monasterio y el olor a humedad comenzaba a expandirse entre las rendijas de caña- Mis pistolas...
El monje lo miro con reprobación pues no estaba en su naturaleza aceptar armas que pudieran causar daño a otra personas aunque secretamente había guardado las pistolas en un cofre.
- Desde que has llegado aquí no me has parado de preguntar sobre tus pistolas- le dijo en tono severo- ¿Es que acaso en el lugar donde provienes es una costumbre darle mas prioridad a esos pedazos de metal  que a sus propio bienestar?
Dante sonrió inocentemente y el Monje vio que a pesar de que su paciente era un hombre aventajado de edad, poseía rasgos propios de un niño. La brisa cargada con pequeñas gotas de agua invadió el recinto y el monje se acerco a la ventana para cerrarla sin embargo Dante se lo impidió.
- Déjelo así, Wong. Me gusta -
El Dalai Lama a sabiendas de que podría pescar un resfriado dejo la ventana abierta. Sin embargo recordó que la lluvia guardaba un poder bastante influyente si una persona estaba expuesta a ella. Con un rápido movimiento le retiro la sabana que cubría su cuerpo y Dante soltó un resoplido de perplejidad.
- Dante, ¿ quisieras acompañarme afuera?-
- ¿Que paso? ¿Hice algo malo?-
- No solo quiero que vengas conmigo bajo la lluvia ¿Aceptas?-
Dante dudo por varios segundos y asintió. El monje abrió la puerta de su habitación y lo guió hasta las afueras del monasterio donde la lluvia, convertida en tormenta, azotaba con furor. El paciente solo llevaba encima unos pantalones blancos y el resto de su cuerpo estaba cubierto de vendas. Su rostro sin afeitar era un  lienzo que retrataba el paso fugaz e impredecible de los años.
- Dante, acompáñame bajo la lluvia- le insto el Monje y el paciente salio al exterior. El frió atroz traspaso su piel, calando sus huesos y entumeciendo su entrañas. Ambos, bajo la lluvia adoptaron la pose Zen de meditacion y dejaron que la lluvia fuera parte de ellos, una compañera mas.
- ¿Cual es tu mayor preocupacion?- pregunto el monje despues de media hora de estar meditando.
- Yo no tengo preocupaciones, yo soy el hijo de un poderoso demonio y una hermosa madre. Al principio tenia miedo de reconocer mi sangre pues sabia que dos razas se encontraban combinadas. Sabia que tarde o temprano mi verdadero ser, mi lado oscuro, mi oscuridad personal surgiria y se apoderaria de mi cuerpo y mente, causando daño a todos. Por eso abrazo mas mi lado humano, esta figura de carne y hueso que busca adaptarse en este mundo tan imprevisible. Pero a decir verdad no se quien soy en realidad y no se a que pertenezco. No se cual es mi verdadero yo. En mas de una ocasion yo me enfrascado en grandes batallas en que mi cuerpo y mente encontraron su maximo limite y siempre mi lado oscuro terminaba por acudir a mi ayuda, socorriendome. Yo detesto llorar monje porque considero las lagrimas, un regalo muy privilegiado de los humanos...
La lluvia disminuyo de presion y el monje con soltura se acerco a Dante y le puso su mano al hombro.
-Hijo mio, todos poseemos un cielo y un infierno dentro de nuestro ser y es indispensable hallar el equilibrio si quieres llegar a ser algo mas que un hombre o un demonio. Sin embargo tambien en nosotros podemos encontrar a nuestro peor enemigo ya que solo tu sabes tus debilidades, tus pensamientos y tus sentimientos. Tu mismo te provocas tu propia herida y la abres conforme tus sentimientos o acciones influyan en ti. Solo alguien puede detener ese lado tuyo...
- ¿Y quien puede ser?- pregunto Dante observando al monje con aprecio.
-Tus amigos-
El monje abandono a Dante bajo la lluvia mientras este sentia como las heridas de su corazon poco a poco iban cicatrizando...

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